jueves, 24 de enero de 2013

Hijos de la Caridad

Está claro que siendo pobre, no tienes derecho ni a la justicia.

Esta perturbada, malnacida, se lleva el secreto, y la causa judicial, a la tumba.

El pequeño hilo de esperanza, la pequeña luz, que hubiera sido capaz de, por lo menos, reunir a padres y a hijos arrebatados de manera infame, se desvanece, se esfuma, desaparece para siempre.

Todavía siguen vivos los facultativos execrables que fueron complices de este horror. Facultativos dignos discípulos del doctor Mabuse, que se chulean ante las cámaras con una impunidad y prepotencia comparable a las de otras épocas y otros regímenes.



Seguimos tolerando a los intolerantes. Va siendo hora de cambiar todo esto.

Ya va siendo hora.

lctr.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me pregunto si no hay justicia sin venganza.

Rg