jueves, 25 de septiembre de 2014

El Almanaque Deportivo

Todos recordamos en aquella película ver a Marty Mcfly, como el que no quiere la cosa y, ya puestos, adquirir en una tienda de recuerdos un almanaque de resultados deportivos del pasado, que en aquel momento representaban los desenlaces futuros de las competiciones deportivas, vistos desde el lado temporal de Marty, que era el nuestro.

Al comprar el almanaque Marty adquirió el poder de cambiar el mundo a su voluntad. Es el poder que da la información.

La información representa el poder absoluto. Por lo menos en este trozo de mundo conocido. Poseerla te convierte en invulnerable e invencible, ahora, eso sí, has de poseerla tu sólo o como mucho tú y tus amigos, si la información se reparte en todas direcciones automáticamente deja de ser algo valioso, y pasa a engrosar las filas de los saberes generales.

Desde el principio de los tiempos el hombre se ha dedicado a adquirir información y a no soltar prenda. Así se ha ido conformando el mundo, baños de sangre incluidos.

Esta manera clásica de dominar a los demás poco a poco está llegando a su fin. Aquel que nos arregla la lavadora y nos pretende tangar porque él tiene información y nosotros no, cada vez lo tiene más difícil. Sólo hay que pasarse por google, ver el modelo de tu lavadora, ver que el fallo es la electroválvula (casi siempre), mirar un vídeo en youtube de montaje, y finalmente comprar la pieza online a un tercio de lo que te iban a cobrar por ella (aparte de la mano de obra)

Lo mismo puedes hacer si te pasa con la caldera, el grifo, la iluminación, el ordenador...

La información está cada vez más disponible, más al alcance de todos, y es imparable e incontrolable. No se pueden poner puertas al campo.

Por ello cada vez vamos a ser menos vulnerables a la tiranía de la ignorancia en la que nos han tenido sumidos desde hace siglos. 

Para seguir como estaban sólo les queda el camino del totalitarismo, de la prohibición, del recorte, de la regresión.

Pero ese camino no les va a llevar a ninguna parte.

Porque en un mundo distinto y avanzado el almanaque de Marty Mcfly no tendría ningún valor. Qué podríamos hacer con él, ¿ganar dinero? El dinero no hará falta en un mundo como ese.

No sería más que un recuerdo del pasado.

Lctr.

PS. Y, redundando en el tema, ahora miren esto y compártanlo, divúlguenlo, hagamos de ello un saber general...


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